Se sentó en la cama, quería
llorar. Y lloró. La casa estaba bien, pero era demasiado vieja y demasiado
grande para ella: Dos dormitorios, una cocina, el baño, una habitación con el
wáter y la lavadora y ningún sillón.
No la habían llevado al lugar de
trabajo, eso tocaría el lunes.
La jefa, que había ido a buscarla
a la estación de tren con una furgoneta, no tenía pinta de jefa. No le había
ayudado a subir la maleta, le había dado las llaves, dejándola sola, y se había
marchado.
Era increíble. Doce horas antes
había cogido el tren en Sorolla y ahora estaba en la otra punta de otro país.
Había cruzado media España y media Francia. Bueno, Francia casi entera, para
ser exactos, se encontraba más cerca de Ginebra que de París.
Se lo había pensado. No era una
decisión tomada a la ligera, era eso o morirse de asco. No podía dejar pasar
ninguna otra oportunidad. A veces hay que dar grandes pasos, grandes cambios.
Se secó las lágrimas con el dorso
de la mano y se puso a hacer la cama, la maleta la dejaría para más tarde.
Se dijo que no pasaba nada, eran
solo unos meses. Podía aguantar unos meses, no necesitaba a nadie, le gustaban
el silencio y estar sola. Había ido allí a trabajar, a probar y a ver si era
capaz.
Le llegó una invitación a un
grupo de WhatsApp de parte de sus futuros compañeros y no dijo nada, estaba de
un humor sombrío. Ya tendría tiempo de saludar y conocerlos…
Se acostó, estaba agotada. Y pasó
ese día, y pasaron los meses y renovó por un mes más. Y saludó y conoció a sus
compañeros, y salió por ahí con ellos, y regresó a España una vez terminada la
temporada.
Al año siguiente no volvió allí,
es cierto. Pero sí volvió a Francia, a otro lugar, más cerca de casa, y conoció
a gente genial y a gente que no lo era tanto. Y sí, cuatro años después,
todavía hay veces en las que se le escapa alguna que otra lágrima, pero ninguna
tiene la importancia de las primeras, porque, aunque se vio sobrepasada,
aquella, fue la mejor decisión que ha tomado nunca.
Pues... sí, hay veces que las decisiones son difíciles y te hacen llorar, pero luego esas lágrimas merecen la pena.
**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2022. Decimonovena semana, Escribe un relato sobre la mejor decisión que has tomado nunca.
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