#52RetosLiterup (2022) - Semana 33: Asesino

 


 Un acólito lo llevó hasta la sala donde tendría lugar el encuentro. Sus paredes eran de piedra blanca y a excepción de un altar de mármol negro y dos asientos del mismo material, estaba vacía. Contaba con dos entradas, la que ellos habían utilizado y la que utilizaría su interlocutor.

 Cuando el acólito se marchó, esperó de pie, impaciente, preguntándose cuál de los cinco sería el que lo recibiría. ¿Cuchillo, mano, veneno, aguja o hilo?

 —Si lo desea, puede sentarse—Ordenó una voz atiplada y mansa como el agua.

 A la voz la siguió una figura encapuchada, enorme en tamaño y en altura, que se sentó en el asiento que le quedaba más cerca y apoyó los brazos sobre el altar, cruzando unas manos de dedos alargados y uñas bien cuidadas.

 Ocupó el lugar que quedaba libre y esperó a que el otro hablara, pero como no lo hizo, fue él quien empezó la negociación.

 —He venido a pedir justicia.

 —Todos lo que vienen aquí, piden lo mismo.—Contestó el miembro de la élite al tiempo que se quitaba la capucha y dejaba al descubierto una cabeza afeitada de rasgos harmoniosos sobre los que destacaban dos cuencas vacías.

 —Yo…—empezó a decir, sin ser capaz de terminar, horrorizado.

 Se decía que los miembros de la élite habían muerto y habían vuelto a la vida. ¿La muerte de aquel hombre había tenido algo que ver con esas dos cuencas vacías?

 —Solo el dios de la muerte puede dictar sentencia. Habla, él te escucha.

 Intentó recobrar la compostura y tragó saliva.

 —Yo… deseo la muerte del príncipe Silvan.

 —Deseáis la muerte de un recién nacido. ¿Por qué?

 ¿Por qué?, porque así su hija viviría. Estaba enferma, muy enferma y el nigromante le había dicho que se podía cambiar un alma por otra. Pero debía ser un alma inocente, un alma importante.

 —Para poder salvar a mi hija.—Contestó tras unos segundos eternos.

 El miembro de la élite asintió.

 —Bien. ¡Qué hable el dios!

 Entonces metió las manos en uno de los bolsillos de su túnica y extrajo un saquito. Vació el contenido entre sus manos, las agitó con aquello dentro y las abrió.

 Por la superficie del altar se dispersó un puñado de huesecillos blancos y bien pulidos y el miembro de la élite paso los dedos por encima, leyendo lo que su dios le decía.

 —Puede hacerse.—Contestó tras finalizar con su macabra lectura.—Tu hija vivirá, pero solo si estás dispuesto a pagar el precio.

 Asintió eufórico. Por su puesto, sí, pagaría lo que fuera, pero…

 —No tengo mucho dinero.—Se apresuró a contestar.

 El miembro de la élite negó con la cabeza.

 —El dios de la muerte no quiere dinero. Ven, acércate—le dijo, impasible.

 Obedeció, se levantó y fue al encuentro del hombre, quien, con una velocidad propia de un demonio, colocó las manos firmes alrededor de su cuello y apretó lo justo.

 —Has pedido justicia y justicia tendrás. Una vida por otra. La vida de tu hija por la tuya. La vida de una criatura inocente por la vida de una criatura condenada.

 ¿Cómo lo sabía?, ¿Se lo había dicho su dios?, ¿Le había hablado de todos sus intentos fallidos?, ¿De todas las criaturas inocentes que no eran el príncipe Silvan y a las que había arrebatado la vida, en vano, para que el nigromante pudiera salvar a su hija?

 Quiso protestar, pero la presión ejercida contra su garganta no se lo permitió. Entonces el miembro de le élite, que no era otro que la mano del dios de la muerte, con un movimiento rápido y brusco, le partió el cuello.  Colocó el cuerpo inerte sobre el altar, sacó de la túnica una moneda con la efigie de una balanza y la dejó sobre su frente.


*Escrito originalmente el 1 de Diciembre de 2022. 

Pues... sabía lo que quería escribir, tenía una idea, pero al final no fui capaz de dar con un resultado acorde al que tenía en mente. Recuperé a uno de los personajes de la élite de Trin y fue decepcionante jajajaja

**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2022.  Trigésimo tercera semana, escribe un relato sobre un personaje que hace la atrocidad más grande que se te ocurra con tal de salvar a un ser querido. 


 

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