De fondo sonaba la quinta sinfonía de Beethoven. A Julius no le gustaba, pero ese día no le tocaba a él elegir la música.
—¡¡Hoooooola a todos!!— gritó Flic, entrando en la sala de control y dirigiéndose a las consolas.
Dejó el café caliente y recién hecho sobre uno de los
cuadros de mando y se puso a mirar los monitores. Todo parecía como siempre,
pero en el sonar había aparecido un puntito rojo.
—¿Venga ya, porque nadie me ha avisado de esto?— se quejó
hacia Julius, quien le devolvió su habitual mirada vacía.
—Ya, ya lo sé. No se trata de ningún otro submarino ni
barco, no se mueve. Me he dado perfectamente cuenta, Billy.
Billy no dijo nada.
Pero… ¿acaso podría ser lo que llevaban tanto tiempo
buscando?
—Acerquémonos, vayamos a comprobar que narices es esa cosa.
Y dicho y hecho, pusieron rumbo a esas mismas coordenadas.
Si esperaban que pasara algo como que el submarino se estremeciera o se viera
golpeado por un campo escudo, no pasó nada. Se acercó lentamente, con las dos
de las cuatro turbinas que le quedaban funcionando a todo trapo. Y poco a poco,
entre el polvo removido a su paso, fue tomando forma una estructura gigante y
redondeada, igual que una exclusa.
Flic silbó.
—¡Mirad que bonita es!
No era bonita. Era gris y metálica, sin adornos, y parecía estar partida por la mitad.
—¿Alguno tiene idea de cómo hacer que se abra?
No. Ninguno la tenía.
—¡Venga ya! —se quejó, Flic— ¿Acaso fue culpa mía lo de
la radiación?, ¿No, verdad?… y tampoco fue culpa mía ser el único que
sobrevivió... ¡No me miréis así!
Flic decidió que era momento de dejar de perder el tiempo en
discusiones estúpidas y sentándose en la silla de mandos, comenzó a mover el
brazo robótico del submarino hacia la puerta. Lo acercó todo lo que creyó
prudente y entonces la golpeó dos veces.
TOC. TOC.
Al principio no pasó nada. Pero luego las puertas de la
esclusa comenzaron a abrirse muy lentamente y una luz blanca y cegadora surgió
de su interior.
Y fue entonces cuando Flic se preguntó sí, en vez de sus
compañeros, no sería él el único que en realidad estuviera muerto.
*Escrito originalmente el 23 de Noviembre de 2022.
Pues... Me llegó la inspiración tras un sueño. Y luego fui cambiando cositas, hasta llegar a ese final en el que o bien el prota está muerto, o lo están sus compañeros.
**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2022. Trigésimo segunda semana, Haz una historia de ciencia ficción situada en un submarino.
Me gustó.
ResponderEliminarUn golpe emocional provocado por la potente luz.
Ese algo que de pronto invalida toda la batería de pensamientos y seguridades.
Ese algo desconocido que desarma al andante con enorme facilidad.