Que encontrara la botella con la
carta no fue una casualidad, la playa estaba llena de ellas. Quitó el tapón, la
sacó, la desenrollo y la leyó. Cuando terminó, la dobló en cuatro y se la metió
entre la camisa y el cinturón.
—¡Levad anclas! —chilló
inmediatamente después.
—¿A dónde vamos, capitana?
—preguntó el timonel.
—A Murusia, al puerto —contestó
luciendo una sonrisa en la boca.
Los piratas que formaban la
tripulación se miraron entre ellos, frunciendo el ceño. No era un lugar seguro,
Murusia estaba llena de oficiales y marines. Estaba claro que la carta no
contenía el mapa de un tesoro, pero ir a Murusia… ¿Qué se les había perdido
allí?, ¿se había vuelto loca su capitana?
Desplegaron las velas,
abandonaron la isla y pusieron rumbo a su destino. La capitana parecía muy
feliz, no dejaba de silbar e incluso animó a más de uno a beber un buen trago
de ron. El cielo estaba despejado, el viento soplaba de su parte y los delfines
flanqueaban sus costados dando saltos, juguetones.
El timonel pensó que aquello era
un buen augurio y se tranquilizó.
—¡Tierra! —gritó el vigía cuando
Murusia empezó a divisarse en el horizonte.
—¡Quitad la bandera y preparar los cañones! —ordenó la capitana.
Se acercaron, sigilosos,
navegando dulcemente por las aguas cristalinas, asustando a los peces. El
barullo del puerto pronto se hizo presente y el mismo muelle, con sus otros
barcos, parecía estar ansioso por recibirlos.
Pero la capitana no les pidió que
echaran el ancla ni que dispararan.
—Mirad —dijo señalando con un
dedo— Fijaos en los carteles clavados en los postes.
Obedecieron, y al momento se
sintieron henchidos de orgullo. La mayoría de ellos eran expertos navegantes,
llevaban años bajo las órdenes del mismo capitán, el padre de la nueva capitana,
que ahora ya estaba muerto. La gente heredaba casas, deudas o dinero, la
capitana había heredado un barco y una tripulación.
—Nuestra historia acaba de
empezar. Pronto seremos leyenda.
Y así era, porque el contenido de
la carta era el mismo que el de los carteles, solo que con letras. Habían
puesto, por fin, precio a su cabeza.
<< Se busca. Viva o muerta.
Capitana Melario sin tierra. Recompensa: 150 monedas de oro >>.
*Escrito originalmente el 29 de Mayo de 2022.
Pues... Que no, no me da la vida. Al principio pensé en un tesoro o en una ejecución, pero me pareció algo demasiado manido. Así que me decante por el momento en el que ponen precio a tu cabeza. Me imaginé one piece? pues sí XD
**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2022. Vigésimo primera semana, Una pirata lee una carta y, tras guardarla, leva anclas. Haz un relato que incluya el contenido de esa carta.
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