#52RetosLiterup (2022) - Semana 20: Venturalia

 


 Crosword, la compañía de videojuegos más famosa del planeta, había terminado su versión beta del juego que prometía revolucionar la era de los videojuegos tal y como se la conocía. Solo les faltaba probarlo. Y Raiden Clauer era el elegido para tan sublime ocasión.

 Raiden llevaba años probando videojuegos para ellos. Desde los 14 años le pagaban para que se sentara en un sofá, delante de una tele, con un mando en la mano y un bol de palomitas de mantequilla encima de sus rodillas. Ahora tenía 35 y una barriga que comenzaba a ser incipiente.

 Raiden era el mejor, capaz de encontrar cualquier fallo que se les hubiera pasado a los programadores y solía aportar un gran número de ideas sobre cómo mejorar los aspectos aparentemente más insignificantes de los juegos, los que los hacía acercarse a la realidad. Ni cabe decir que casi siempre se los pasaba antes de que terminara la semana.

 El día en cuestión, Vines, el programador jefe, lo llamó a la sala de pruebas y le puso una especie de diadema que le rodeaba la cabeza por la parte trasera y se sujetaba sobre sus sienes. A Raiden le extrañó que no le dieran unos guantes tácticos o unas gafas de realidad aumentada. Cuando preguntó al respecto, Vines le dijo:

 —Estamos probando algo nuevo.

 Raiden asintió conforme.

 No había pantalla, no había nada más que la diadema y la sala, así que se mostró expectante.

 —Cuando estés listo —dijo Vines— Pulsa el botón que hay junto a tu sien derecha.

 Raiden lo pulsó. Y entonces le ocurrió algo que no le había pasado nunca. Le temblaron las rodillas, sintió una especie de succión y se le revolvió el estómago. Un parpadeo después, ya no se encontraba aparentemente en la sala de pruebas, sino en un bosque. Un bosque que parecía tan real que podía sentir la brisa del aire en la piel y oler el aroma de los pinos.

 —Bienvenido a Venturalia, la aventura hecha carne —Dijo Vines, desde algún lujar que parecía bastante lejano—.  Sí, lo sé, tenemos que mejorar el eslogan, pero no es más que la idea inicial.

 Raiden no le hizo caso.

 —¿Qué tengo que hacer?

 —Explorar y seguir tu intuición.

 Así que era eso, pensó Raiden, lo primero que tenía que averiguar era en qué consistía el juego.

 Comenzó a caminar, a explorar, escuchó el ruido del agua y pronto descubrió un río. Cuando metía las manos en el agua y se mojaba la cara con ella, escuchó un ruido detrás de él. Y al girarse se encontró con una marmota de pelaje rojizo y el tamaño de un hombre con acondroplasia.

 Antes de tener tiempo a reaccionar, la marmota se puso a hablar y a expulsar diamantes por la boca. Entonces Raiden notó como la bolsa de monedas que llevaba atada a la cintura se llenaba.

 La marmota siguió hablando. Un bribribiribrirbiririririr sin sentido, y expulsando diamantes.

 —No te entiendo —contestó a la marmota.

 Esta se puso a dar brincos y de nuevo siguió con su brirbrirbrirbirri pero más alto. No tener un traductor era inquietante, pero eso hacía el juego más divertido y la marmota parecía amistosa. Y era muy cuki.

 Segundos más tarde aparecieron un montón más de marmotas rojizas que lo rodearon sin cesar con su briribiririririr. Le parecieron adorables y el mejor acierto del juego. Hasta que en el otro lado del río apareció otro grupo de marmotas, pero estas de pelaje azulado. Llevaban lanzas, también lanzaban diamantes al hablar, pero de color negro y lo suyo era un criiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, muy estridente y tan molesto, que le dolieron los oídos.

 El juego era increíble.

 Pronto comprendió que sin saber cómo, había elegido un bando, el de las marmotas rojas y que probablemente estas lo creyeran un dios y su misión fuera la de llevarlas a la victoria.

 Puso sus manos en las caderas y lanzó un grito de guerra.

 —¡¡Al ataque!!, ¡¡Seguidme!!

 Cruzó el río, viendo que no era tan fácil y que su barriga y su baja forma física no le permitían correr muy rápido, pero daba igual, tenía a las coloradas de su parte. O eso creyó, hasta que una de las marmotas azules lo ensartó fácilmente con una de sus lanzas tras un criiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii espantoso. Las rojas, más listas que él, no lo habían seguido.

 —Vaya —dijo Vines al otro lado— firmó los papeles de consentimiento en los que nos eximía de toda responsabilidad, ¿cierto?

 —Sí, jefe —le contestó alguien, probablemente su secretaria.

 —Muy bien. Tendremos que poner un aviso: para jugar a Venturalia se necesitará estar en buena forma. O mejor, podríamos crear un programa de pago de preparación inicial.

 En cuanto a Raiden, fue su final, el juego terminó siendo demasiado real.


 *Escrito originalmente el 22 de Mayo de 2022. (Lo de la foto es en realidad un castor).

Pues... Vale, sí, no cumple del todo la premisa porque no va sobre marmotas sino de un videojuego. Pero salen las dichosas marmotas de los diamantes! Cómo se va a hacer algo con suspensión de la incredulidad con marmotas y diamantes???!!!! Jajajajajaja

**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2022.  Vigésima semana, Logra una historia sobre marmotas que lanzan diamantes al hablar y que mantenga la suspensión de la incredulidad. 

 

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