Diiiiiiing, Doooooong.
El timbre resonó por toda la
casa.
Qué extraño, pensó, no esperaba
ninguna visita. Se asomó por la mirilla y no vio a nadie allí de pie, frente a
su puerta. Descorrió el cerrojo y abrió lentamente, con muchísimo cuidado.
Asomó la cabeza y la giró a izquierda y derecha. Nada. Entonces miró hacia abajo y se encontró con
una caja de la mensajería Billywoop.
En un primer momento pensó lo más
corriente, que se habían equivocado, que la caja debía ser para alguno de sus
vecinos. Era fácil equivocarse cuando todas las granjas eran iguales y todo lo
que los rodeaba eran bosques y caminos de tierra. Pero no, no se habían
equivocado, en la etiquete blanca que había en la parte superior de la caja
estaban escritos a mano su nombre y su dirección.
Frunció el ceño, él no había
pedido nada, no reconocía la caligrafía. Terminó de abrir la puerta y dio un
golpecito al paquete con la punta del pie. Este no se movió. Lo que fuera que
hubiera dentro, era pesado.
Se puso en cuclillas, recogió la
caja del suelo con los dedos, como si quemara, y se la acercó al oído. La
sacudió desplació, y cómo no escuchó sonido alguno, la zarandeó con furia,
rabioso. Nada. Ningún ruido.
Le dio la vuelta, buscando el
remitente, pero ¡Oh sorpresa!, no había remitente. Lo recorrió un escalofrió,
se santiguó y al mismo tiempo se arrepintió de haberla cogido. Sintió el
impulsó de mandarla a volar y tirarla lejos, Pero… ¿Y si se trataba de una
bomba?... Desde luego, no quería que una parte de su granja explotara… Tampoco
quería dársela de comer a los cerdos, porque… ¿Y si era veneno?, ¿Y si se
enfermaban?
La curiosidad mató al gato,
recordó, y él no sentía ninguna curiosidad por saber que era lo que había
dentro. Lo único que quería era alejarse de esa caja del demonio que alguien
perverso y retorcido le había enviado. Pero… ¿Qué podía hacer con ella?
¡Ya estaba, ya lo tenía!
Arrancó la etiqueta con su
nombre, cogió la caja, se subió a su furgoneta y condujo hasta la granja del
vecino más cercano. Bajó con ella y la dejó sobre su felpudo, sin molestarse en
llamar al timbre. Por si acaso.
Días más tarde cuando se cruzó
con su vecino montado en su flamante, cara y nueva camioneta, respiró aliviado
sin fijarse en ella. Su vecino no estaba muerto, así que la caja no era una bomba,
no contenía veneno.
Uuuuuuffffff
*Escrito originalmente el 8 de Abril de 2022.
Pues... No, tonto!! La caja contenía dinero XDDD Bueno, no me gustaba la temática, me puse a escribir sin ninguna idea, a ver que era lo que salía y salió este relatito de un tío paranoico.
**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2022. Decimocuarta semana, Tu protagonista ha recibido un paquete sin remitente. Haz una historia sobre que piensa. ¿Se decidirá a abrirla?
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