Mi nuevo estudio se encontraba en
la planta 232, y aparte de ser minúsculo y contar con un baño y una
habitación-cocina, la única ventana que tenía, daba justo en frente de la
ventana 232 del edificio de al lado. Es lo que tiene la sobrepoblación…
El primer día no pasó nada especial,
pero el segundo, cuando me asomé por la ventana para intentar ver algo del
cielo gris contaminado, me encontré con mi vecina de enfrente.
Era una mujer joven, rubia y muy
delgada, con ojeras y dos profundas bolsas bajo los ojos. Llevaba el pelo
recogido en una cola de caballo despeinada y tenía pinta de estar enferma.
En cuanto me vio abrió mucho los
ojos y empezó a mover furiosa las manos, intentando decirme algo. Como vio que
no la entendía, desapareció y volvió a los pocos segundos con lo que parecía un
bloc de dibujo. Esperé paciente, intrigado por ver que era lo que intentaba
hacer. Cuando terminó con el bloc lo puso directamente a modo de cartel sobre
el cristal.
<<Por favor, ayúdame>>
Sorprendido, me señalé como un
idiota.
Ella volvió a escribir.
<<Sí, tu! Estoy atrapada
aquí, ayúdame!! Ellos no me dejan salir>>
Abrí la boca como un pez estúpido,
sin saber qué hacer, y la cerré.
Levanté un dedo para decirle que
esperara y sin pararme para ver si me había entendido o no, fui corriendo a
buscar una libreta, una hoja de papel, el rollo del váter… cualquier cosa que
me permitiera comunicarme con ella de la misma forma.
Cuando regresé ya no estaba y
aunque me asomé muchas más veces a lo largo de ese mismo día, no la volví a
ver. La persiana estaba echada. Ni cabe decir que esa noche no dormí.
Pasaron varios días y la persiana
siguió echada. Al final se me ocurrió asomarme a la misma hora del día en que
la había visto por primera vez. Y… Bingo!! Ahí estaba ella, y preparada.
<<No me queda tiempo.
Tienes que ayudarme>>
<<OK, ¿quieres que avisé a
las autoridades?>> escribí en mi improvisado cartel de papel del váter.
<<No!! En cuanto escuchen las
sirenas me mataran>>
<< ¿Y qué hago? >>
<<Solo tenemos 12 minutos,
es el tiempo en el que no están>>
Vaaale, no me molesté en preguntarle
quienes eran ellos ni el porqué de que no estuvieran durante esos 12 minutos.
Empezaba a sospechar que alguien me estaba gastando una broma pesada y cruel
pese a que no estaban permitidas.
<<Tienes que venir a por mí
en ese tiempo. Guardan un interruptor de
repuesto dentro del buzón. Es el número 233>>
<<¿Quieres que fuerce un
buzón?>>
<<Sí, es muy fácil, solo tienes
que usar un destornillador para quitar los 2 tornillos>>
<< ¿Cuándo lo hacemos?>>
Escribí emocionado como un imbécil. Me parecía una locura y nunca había hecho
una. Así que... ¿Por qué no?
<< En 3 días>>
3 días más que casi no dormí.
Y llegado el señalado, bajé de mi estudió, crucé la calle, me metí en su edificio,
forcé el buzón (lo que me pareció realmente sencillo) y subí hasta el piso 232. Tomé aire antes de pulsar el interruptor. Miré mi
reloj. 8 minutos, todavía nos quedaban 4. Lo pulsé, la puerta se abrió y entré.
Y entonces todo terminó. Y al
mismo tiempo empezó.
No sé en qué momento quedé
inconsciente, supongo que nada más poner un pie dentro. Cuando me desperté me encontraba
en una habitación que contaba con una cama y un retrete. Sobre la cama estaba
el bloc de dibujo y ponía lo siguiente.
<< Lo siento. Tenía que
hacerlo. Para salir, alguien tenía que ocupar mi lugar. Ahora que ya sabes cómo
funciona, si quieres salir, te toca hacer lo mismo. >>
*Escrito originalmente el 6 de Marzo de 2022.
Pues... acabo de terminarlo, lo he escrito en poco más de media hora porque esta semana no he tenido tiempo de nada. Y aunque la idea original no era esta, podría decir que se ha escrito solo. Y sí, esta vez estoy satisfecha jajaja
**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2022. Novena semana, Dos personajes se comunican solo mediante carteles. Escribe una historia al respecto. ¡Y utiliza tu imaginación! ¿Donde están? ¿Qué les impide vocalizar?
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