Levantarse a las siete de la
mañana había valido la pena. La familia Peláez había conseguido el mejor sitio
en toda la playa de las Carbonillas:
Cerca del agua, para que los cuatro críos pudieran jugar a su gusto, y al mismo
tiempo, lo suficientemente lejos como para que no se les humedecieran los
bocadillos de tortilla y chorizo y se les llenaran de arena los tuppers de
ensaladilla rusa.
El padre plantó la sombrilla no sin complicaciones, necesitó de tres intentos, la madre extendió las
toallas, y los críos, cargados de cubos y palas, se lanzaron contra las olas
que lamían la orilla.
Todo iba perfecto, hasta que a medio día alguien se les puso delante con los brazos cruzados.
—Esto…—dijo una voz aflautada—. Necesito que se echen a un lado.
El padre de los Peláez, cuarentón
largo y barrigudo, armado con una lata de cerveza sin alcohol (le tocaba
conducir), miró al desconocido desde su tumbona haciéndose sombra con la mano
libre.
—Ni en broma.—Contestó molesto.
—Aaaagh, sus toallas hacen daño
a la vista. Y el sitio que están ocupando es mío.
La madre de los Peláez dejó su
sopa de letras y miró sus toallas. ¿Qué se suponía que les pasaba? No eran unas
toallas cualesquiera, eran de esas de rizo que regalaban los parientes cuando
viajaban, las que tenían unos dibujos bastante inexactos de lo que se suponía
que eran las islas canarias y que habían pasado de abuelos a padres y de padres
a hijos. Estaban un poco descoloridas, pero seguían siendo bonitas. Y lo más
importante, seguían secando.
El hombre de la voz aflautada,
alto, melenudo y delgado como un palillo (lo que hizo dudar a la señora Peláez
con ofrecerle un bocadillo de chorizo,) sacó su teléfono móvil y les hizo una
foto.
#Horrordetoallas #Memuero #Señoresdepueblosingusto publicó en sus
redes sociales.
—¡Oiga!, ¿quién es usted y porque nos está molestando?—preguntó el padre de familia.
—Oh por favor… ¡No me lo puedo creer! —se quejó el tipo— Soy 2oneTowel el influencer número uno de las toallas.
Y para mostrar que era verdad,
puso el móvil delante de la cara de la señora Peláez (que no sabía que rayos
era eso de un influencer) y empezó a
pasar fotos de Instagram en las que aparecía en un montón de playas diferentes,
desnudo (aunque cubriendo sus partes nobles con su propio cuerpo), encima de todo
tipo de toallas.
Obviamente la señora Peláez se
ruborizó. El hombre era sugerente, provocador y no dejaba nada a la
imaginación. Había toallas para todos los gustos: de rizo, de ganchillo, de
algodón, con flecos y borlas, de rejillas, con dibujos geométricos y de
paisajes… colaboraciones con los artistas y pintores más famoso del panorama
actual (que obviamente la señora Peláez no conocía). Y morritos, muchos
morritos, todos ellos de 2oneTowel.
—La playa no es de nadie y el sitio es del primero que lo coge. Me importa un pito quien sea usted. No nos vamos a mover —escupió el padre, arrellanando con firmeza sus posaderas sobre la tumbona y amenazando con sus brazos como jamones.
2oneTowel lo fulminó con la
mirada y procedió a poner su plan antipaletos
en marcha. Colocó su toalla justo delante del señor Peláez, demasiado cerca del
agua para su gusto, se quitó la ropa y se quedó en tanga de hilo. Entonces
comenzó a hacer posturas de yoga y a estirarse y retorcerse como un gato.
Aquello fue demasiada carne a la
vista para los ojos y la paciencia del pobre señor Peláez, que se atragantó con
la tortilla y al beber un tragó de cerveza, esta se le fue para el otro lado. Aparte de ponerse rojo como un pimiento, estuvo a punto de dejar huérfanos a
sus cuatro críos. Afortunadamente, su mujer lo rescató con dos fuertes palmadas con
el talón de la mano entre los omóplatos (también hubiera hecho la maniobra de Heimlich
de haber sido necesario, no hay que olvidar que era la madre de cuatro niños
pequeños…).
2onetowel sonrió malicioso y se
hizo otra foto.
#Incomodandoalospaletos #2oneToweleshermoso
Después fue a bañarse, dejó el
tanga sobre la toalla y paso corriendo con todo colgando por delante de los
niños (fue un milagro que estos no llegaran a perder la inocencia en aquel
momento).
#Bañito #INLOVECarbonillas
La familia Peláez tuvo
suficiente. El padre llamó a sus retoños con un silbido y la madre procedió con
el intrincado proceso de secar, vestir, recoger y quitar la arena de todos y
todas las cosas. Se marcharon, se enjuagaron los pies en las duchas y empezaron
a cargar el coche. Y entonces, cuando estaba metiendo la nevera portátil y los
cubos de los niños, el señor Peláez se dio cuenta de que, con las prisas,
alguno de sus hijos había cogido también la toalla, la ropa y el tanga de
2oneTowel.
El señor Peláez estalló en
carcajadas y cuando su mujer le preguntó, le dijo que acababa de acordarse de
un chiste (no fuera a ser que le obligara a devolver las cosas).
Esa misma tarde, alguien colgó un
video del influencer en Instagram con
los siguientes Hashtags:
#Alguienperdiosutoalla
*Escrito originalmente el 27 de Marzo de 2022.
Pues... Uuuuups, me equivoqué y me salté la semana 12... (me tocará hacerla la próxima). No se si tiene el humor necesario ni si el de las toallas tiene el protagonismo que le tocaba, ni siquiera sé si las de playa son pueden considerarse también de baño, pero, cansada de los influencers, me he ido a la parte de familia tradicional y tío tocapelotas. En serio,¿Quien no tiene unas toallas como las de la familia Peláez? XDDD
**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2022. Decimotercera semana, Escribe un relato sobre un influencer de toallas de baño en clave de humor.
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