Se suponía que su primera vez no
debía ser así. Llevaba años soñando con aquel momento, desde que era pequeño,
desde que había visto a los miembros de la misión X-Wynd caminar sobre la
superficie de marte en una vieja reposición holográfica del abuelo.
Esas cosas llevaban tiempo y preparación. Y su
tiempo y su preparación habían sido de poco menos de una semana. Concretamente
seis días, veinte horas y quince segundos. Había sido aceptado por la puerta de
atrás y gracias a las vacantes, con una de las calificaciones más bajas tanto
en el apartado físico como en el académico. Pero el abuelo le había asegurado
que no pasaba nada, que lo llevaba en la sangre y que lo suyo era puro instinto,
que con el paso de los años y la instrucción adecuada sería el mejor. Pero
claro, el abuelo no contaba con lo que iba a pasar…
Que no tendría tiempo. Que no
habría ninguna instrucción.
La alarma había sonado
escandalosa, tal y como lo hacían todas las alarmas, ya fueran antirrobos
antiincendios o como en ese caso, de colisión. Un objeto no identificado estaba
a punto de chocar contra la estación y tenían que evacuarla.
Se cayó de su nicho de la pared,
se puso el traje precipitadamente e hizo caso de las instrucciones que les
daban por los sistemas de comunicación… hasta que estas fueron sustituidas por
la melodía repetitiva de una llamada en espera tiriririririri, tiriririririri.
Mientras corría como pollo sin
cabeza, se quedó unos segundos anonadado, contemplando a través de los
cristales laterales de la zona de observación, el objeto no identificado: Un
antiguo carguero Inux.
No era una simple colisión de
basura espacial... ¡Los estaban atacando!
Vio transbordadores despegando,
dejando atrás la estación, abandonándolos a su suerte, y empezó a sudar. No
sabía adonde tenía que ir, no veía a ningún oficial, todos los que corrían
adelantándolo por la derecha y por la izquierda, eran cadetes, como él.
Pensó en el abuelo, pensó en los
miembros de la X-Wynd, pensó en como su sueño de ser el capitán de un transbordador no se
iba a cumplir. Y entonces recordó que en la sala del museo había una exclusa y
una réplica exacta de la nave de la X-Wynd.
Fue hacía allí.
Y se coló en el museo.
Junto con otros cuatro chavales,
que, por alguna razón, habían tenido la misma idea.
No se presentaron. Se subieron a
la nave, ocuparon los asientos libres y se ajustaron los cinturones. Un panel de control lleno de palancas y
botones de colores los saludó. El chaval de su derecha empezó a hablar en un
idioma que no entendía y él comenzó a apretar botones, a encender luces rojas,
para después apagarlas, y a subir palancas hasta que unas luces verdes se
iluminaron e hicieron que los motores rugieran como viejas cascarrabias.
Se miraron. Y otra vez pensó en
el abuelo, que nunca había sido piloto. Y en sus antepasados, que sí lo habían
sido.
Si los genes y la intuición de los que hablaba
el viejo, se habían saltado cuatro generaciones de O-Wally contando la suya…
estaba muerto. Sería el fin de los O-Wally.
Pero no lo fue, porque el instinto hizo lo suyo, y sus genes el resto.
Tiró de una palanca con forma cuadrada y la
nave comenzó a moverse hacia delante. Los sensores de la exclusa notaron que la
nave estaba en movimiento y la abrieron. Salieron disparados al espacio exterior.
Estaba cumpliendo su sueño,
estaba pilotando.
Y años más tarde, cuando fuera el
mejor, siempre que le preguntaran, contaría esta misma historia y diría que
había sido su sueño quien lo había salvado.
*Escrito originalmente el 17 de Marzo de 2022.
Pues... Bueno, no es de los mejores, pero tampoco de los peores. Mi gran inspiración ha sido la canción de IZAL (La increíble historia del hombre que podía volar, pero no sabía como). Me encantan la canción y el videoclip XD
**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2022. Undécima semana, Tu protagonista sueña con ser capitán de un transbordador espacial. Haz un relato sobre el día que logra pilotar por primera vez.
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