—Nunca me lo habías contado, ¿Es
cierto?
—¿El qué?
—Que ves la vida en blanco y
negro.
—Para nada. Mi vida es en tonos
de gris.
—Qué triste…
—¿Por qué?
—Porque no conoces los colores.
—Te equivocas, mi querido amigo.
Los conozco todos, y mucho mejor que tú.
—¡¿Cómo?!
—Pues porque el azul es la
profundidad del mar y la altura del cielo. El verde la hierba mojada tras la
lluvia y el olor de los pinos en el bosque. El rojo es el calor de la chimenea
en invierno, la dulzura de los fresones en primavera, el sabor de los tomates
en verano y la sangre que palpita cada día por mis venas. El marrón son las
hojas secas del otoño, las penas y el polvo del camino. El amarillo el sol de la
mañana y la amarga acidez de los limones y el naranja es el perfume de las
flores de azahar y la crema de calabaza de mi madre; esa que nunca quiero, pero
siempre acabo comiendo.
—¿Y el violeta?
—¡Ah, el violeta!… el violeta es
la picardía y el sueño. Los granos de uva compartidos con mi primera amante y
los higos comidos sobre la tierra, bajo la higuera, con la segunda.
—Ya entiendo…
—No. Tú, que tienes la vista
embutida, no entiendes nada. Eres incapaz de ver con las entrañas, mientras que
yo lo hago con ellas y también con todas y cada una de las partes de mi ser y de mi alma.
Pues... no entiendo la poesía. Nunca me ha dicho nada. Así que ha sido muy difícil y no estoy muy segura de haber completado el reto como debía. Y por si os lo estáis preguntando, el protagonista sufre de daltonismo acromático.
**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2022. Cuarta semana, Haz una historia escrita en prosa poética.
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