—Tienes veinte minutos.—Dice Solaris
sonriendo maliciosa.
Vernut traga saliva. Veinte
minutos es muy poco tiempo para resolver el marrón que tiene delante.
Entra en la sala de interrogatorios
y observa con ojos entrecerrados al duende volador, al elemental de hielo y
fuego, y a la Gorgona. Si no necesitara de una confesión lo apostaría todo al
duende volador.
Ninguno de ellos se estremece. Lo
miran con indiferencia y cuando les suelta el típico discurso de lo beneficiosa
que es la colaboración, los tres sonríen. Sí, los tres, la Gorgona incluida.
Empieza con las preguntas de
rutina. ¿Qué hacían en la fiesta?, ¿Quién los había invitado?, ¿Eran conocidos
del anfitrión?, ¿Qué relación guardaban con la victima?, ¿Qué estaban haciendo
en el momento en el que sucedió el crimen?...
El elemental de hielo y fuego le
cuenta que había sido contratado para “caldear” y “enfriar” el ambiente
(palabras textuales). Su misión era la de lanzar bolas de fuego, tener a los
invitados entretenidos y enfriar las bebidas. En el momento del crimen estaba
creando una escultura de hielo del anfitrión.
Vernut no le cree, pero no tiene
pruebas.
El duende volador le asegura que
es el mejor amigo del anfitrión y que es una locura que piensen que él tenga
algo que ver con el asesinato. No, una locura no, una ofensa. A continuación, se
cruza de brazos, indignado, y le asegura que estaba flotando por el salón, muy
cerca de las lámparas del techo, cuando sucedió el crimen, y que hay cientos de
personas que pueden confirmárselo.
Pero no, no hay ningún testigo que
recuerde haberlo visto volando en el salón.
La Gorgona se limita a decirle
que si ella fuera la asesina ahora tendrían una estatua nueva en los jardines
de la mansión y no un cuerpo putrefacto en la morgue.
Chapeau. Ante eso Vernut no tiene
nada que decir.
Entonces suenan unos golpecitos a
su espalda. Son los nudillos de Solaris tocando el cristal oscuro, le anuncian
que sus veinte minutos han terminado.
Sale cabizbajo, derrotado, y
Solaris no pierde el tiempo. Le toca la frente con un dedo y abre su tercer
ojo. Vernut siente que el suelo bajo sus pies se aleja unos metros y el estómago
le da un vuelco en el estómago, mientras todo a su alrededor se vuelve más
claro, casi trasparente, y los muertos se mezclan con los vivos.
—¡Fue él!—le chilla la víctima,
la medusa fantasma, haciendo chisporrotear sus tentáculos muy cerca de sus oídos.
—¿El duende volador?—Pregunta sacudiendo
la cabeza.
—Noooo —insiste la medusa—. Fue el
maldito elemental. Le dije que su escultura era una basura y que no merecía que le pagaran.
—¿Y te clavó el cuchillo?, ¿Así
sin más?.
—Sí, así sin más.
Pues ya está. De lo más tonto y
de lo más sencillo. Crimen resuelto por parte de la víctima. Mira a Solaris,
señala al elemental, y esta le da una palmadita en la espalda cuando pasa por
su lado.
—Lo ves, no es para tanto.
Pero se equivoca, sí que es para
tanto. Vernut es el único del cuerpo compatible con la habilidad de Solaris y ahora
su tercer ojo tardara unos cuantos días en volver a cerrarse, con lo que
ello conlleva.
Los muertos son unos pesados.
*Escrito originalmente el 3 de Noviembre de 2021.
Pues... terminado y subido. Era una reto raro, pero como estaba probando con una nueva pareja (Vernut-Solaris), me vino de perlas.
**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2021. Cuadragésima cuarta semana, Mezcla en una misma narración a un duende volador, una medusa fantasma y un elemental de hielo y fuego.
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