Amos ajustó bien la capucha de su
parka antes de salir. Maldijo al frío y se frotó las manos. Quién demonios le
mandaba a él cambiar la seguridad y calidez del museo y sus cuadros al óleo,
por el frío Siberiano de la explotación petrolífera…
Ah, el dinero. El maldito dinero.
Toda la culpa la había tenido su ambición y el ansia de hacerse de oro gracias
al líquido negro. Aunque en realidad la culpa no era suya, la culpa era de esa
estúpida sociedad que no hacía más que vanagloriar la riqueza material.
En su pequeño culo del mundo,
había descubierto, que, para vivir, solo hacía falta un cuartucho enano, una
litera y un cuenco con algo caliente para llenarse el estómago de vez en
cuando. Ah, cómo odiaba ese lugar…
Luchando contra el viento y la
nieve cruzó los escasos cincuenta metros que separaban el complejo del bar.
Porqué sí, incluso allí había un bar, una cantina que servía una cerveza que
parecía meado y unas gachas tan espesas que a veces había que utilizar con
ellas el cuchillo y el tenedor.
Abrió la puerta con rapidez y el
sonido de la única tele de los alrededores le dio la bienvenida.
—¿Hoy no te toca quebrar el
hielo? —le preguntó Avery, el camarero.
Amos negó y tomó asiento. Quebrar
el hielo era el sinónimo que usaban allí para referirse al trabajo. Eso era lo
que hacían, meter una perforadora gigante en el hielo para llegar hasta sus
entrañas.
—Lo de siempre —pidió, como si
pudiera elegir.
Después, centró toda su atención
en lo que decía el televisor.
Una ola de calor estaba azotando
medio mundo. Había regiones que habían superado los cincuenta grados
centígrados de temperatura. Y un puñado de expertos debatían el futuro a corto
y largo plazo de la humanidad. La desaparición del hielo, la subida del nivel
del mar, las epidemias, los incendios, las inundaciones…
Para Amos era difícil pensar en
calor en aquel momento, cuando corría el riesgo de que se le congelaran las
pelotas cada vez que iba al baño. Todos aquellos problemas le eran ajenos y
parecían bastante lejanos. Pero sí que sabía con seguridad cual era el futuro
de la humanidad. Ah, si lo sabía…
Cogió la taza de meado que Avery
acababa de dejarle delante antes de meterse en la cocina, la levantó, y mirando
al televisor, dijo:
--Por la extinción.
En el bar vacío, nadie contestó.
*Escrito originalmente el 22 de Agosto de 2021.
Pues... he tenido que forzar un poco para meter las tres dichosas palabras! Y bueno el resultado es el que es... Muy actual también. Todo el mundo anda muriendose de calor y donde yo vivo en lo que vamos de Verano puedo contar con los dedos de una mano los días que ha hecho sol. Pero claro, el cambio climático no existe...
**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2021. Trigésimo cuarta semana, Utiliza las palabras <<Quebrar>>, <<Óleo>> y <<Extinción>> en tu relato.
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