#52RetosLiterup - Semana 30: "La laguna y la sirena"

 


 Cuentan que Jean-Paul Dugin se había quedado sin inspiración.

 En un intento por aplacar su histeria y hacer renacer su arte, fue invitado a la campaña por uno de sus mecenas. Al principio Dugin aborreció el lugar, con sus sosos e insulsos campos dorados, tan retratados en numerosos cuadros. Los bosquecillos le parecían de un verde apagado y triste, y las casas, solitarias y tétricas construcciones rodeadas de polvo. El cielo era demasiado azul y las nubes demasiado blancas.

 Pero un día, tras una semana de intensas lluvias, apareció la laguna. Al verla los campesinos se santiguaron. La laguna aparecía y desaparecía y pocas veces traía nada bueno. La última vez había llegado junto con la peste.

 Dugin, por el contrario, quedó maravillado con su presencia. Maravillado de su agua dulce y cristalina que reflejaba los rayos del sol, de su capacidad de embotar los odios con el croar de las ranas, de su olor a humedad y de sus altos juncos, altivos guardianes y centinelas. Supo que tenía que pintarla.

 Encargó una tabla, sacó los pinceles de su saco, estrujó sus tubos de óleo y empezó a probar colores en su paleta. Se trasladó a la laguna, clavó el caballete en el cieno y empezó a pintar. Al principio no fueron más que pinceladas blancas, rápidas y furiosas. Después añadió color y empezó a darle forma. Pero nada parecía convencerle. Cuando para cualquier ojo inexperto hubiera parecido que el cuadro estaba terminado, para Dugin, siempre seguía faltándole algo.

 Pasaron los días y Dugin estaba cada vez más alterado, no comía y casi no dormía, y cuando lo hacía, soñaba con la laguna, como si sus sueños fueran a revelarle lo que le faltaba. Pintó encima una y otra vez. La laguna a la luz del sol y a la luz de la luna. Y un día por fin descubrió lo que le faltaba, cuando vio a unas muchachas levantarse las faldas y enseñar los tobillos para meter los pies y refrescarse en el agua.

 Necesitaba una mujer. Necesitaba a una sirena.

 Hizo posar a una muchacha durante horas, bajo el sol inclemente, con la promesa de pagarle unas monedas y hacerla famosa, inmortal. Captó su mirada cansada, atrapó su alma, y le puso una cola enorme, verde y con escamas. Cuando dio la última pincelada, supo que iba ser su mejor obra. Lo que no supo entonces, es que también iba a ser la última.

 La muchacha que había posado para Dugin enfermó y murió de insolación. Y él desapareció, dejando el cuadro en casa de su mecenas. Un cuadro que titularon “la laguna y la sirena” y que terminó vendido a uno de los más grandes coleccionista de arte de la ciudad.

 Años más tarde, cuando la laguna desapareció de nuevo, encontraron entre el lodo unos huesos. Los huesos del célebre y malogrado pintor, Jean-Paul Dugin.


*Escrito originalmente el 25 de Julio de 2021. 

Pues... Lo admito, no es de los mejores, pero de nuevo, no me molaba el tema. Me he inspirado en esa laguna del pueblo que tanto me gusta y que tantos años estuvo sin aparecer, hasta que de repente, lo hizo. He intendo plamarlo todo, desde esa falta de inspiración, hasta su llegada, sus problemas a la hora de plasmarla y su culminación. O eso creo... XD

**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2021. Trigésima semana, Describe el proceso creativo de un cuadro y haz que los elementos pictóricos sean parte de la historia. Por ejemplo, si sale un bosque, que sea relevante en la trama.


Comentarios