#52RetosLiterup - Semana 15: El hombre indeciso

 


 La puerta se abrió de golpe, dando un bandazo y chocando contra la pared. Mi cuerpo dio un respingo y el corazón casi se me sale por la boca. No esperaba compañía.

 Por la puerta apareció una mujer corpulenta, de brazos y piernas como jamones y el pelo recogido con rulos y una redecilla. Era la típica señora mayor de pueblo, solo que no estábamos en el pueblo, y eso me sorprendió, pues aquí yo las creía extintas.

 Dejó la cubeta de ropa que cargaba sobre el suelo, y me miró con el ceño fruncido.

 —¿Qué estás haciendo ahí? —me preguntó. Porque desde luego, estar subido en la cornisa de la terraza de un edificio de siete pisos tampoco es algo que vaya haciendo todo el mundo.

 No parecía alarmada ni sorprendida. No sabía quién era yo.

 —¿No sabe quién soy?

 La mujer puso los brazos en jarras y negó con la cabeza. Y eso sí que era sorprendente, porque estábamos en la ciudad y aunque no era una ciudad muy grande, todos me conocían. Cómo no reconocer al hombre que era el hazmerreír y la vergüenza del país, el hombre que no dejaba de salir en todos los canales de televisión y se había hecho viral, el hombre que había impedido el triunfo histórico de la nación y se había convertido en su enemigo, el hombre al que se le había escurrido el balón de entre los dedos y colado por las piernas en una imagen tan cómica como trágica, el hombre cuya carrera y futuro estaban muertos y esperaba estarlo él también… muy pronto…

 Le dije quién era sin bajar de la cornisa y se quedó igual.

 —Bah —me dijo haciendo un gesto brusco con el brazo—. Menuda tontería. Hay gente por ahí que está en situaciones mucho peores que la tuya. No eres el ombligo del mundo por mucho que te lo creas. Con el tiempo pasará.

 Pero no era cierto, con el tiempo no pasaría. El recuerdo y las imágenes estarían ahí para toda la eternidad. Ya eran historia. Y yo no podía seguir viviendo así, con toda esa presión encima, señalado a todas horas, en un nivel de vida que no era el mío. Sin lujos y sin nada. En un edificio normal de una ciudad normal, conduciendo un coche normal y con una novia normal… no podía.

 La mujer chasqueó la lengua.

 —Bueno, ¿vas a tirarte o qué? —me soltó.

 Yo no hice nada. Seguí allí de pie, decidido, pero sin atreverme.

 Ella resopló.

 —Ya me lo imaginaba, déjame que te ayude.

 Se acercó a mí despacio, y yo dejé que lo hiciera porque tal vez eso era lo que estaba buscando. Cuando ya casi estaba a mi lado, levantó uno de esos brazos gordos como un jamón y…

 … ¡Me empujo!

 —No soporto a la gente indecisa —la oí decir mientras caía.

 No grité, no dije nada. Ahora no estaba tan seguro de si aquello era lo que de verdad quería…

 Su cabeza de rulos de plástico asomada por la cornisa, recortada en un cielo azul pintado con nubecillas blancas, eso fue lo último que vi antes de morir.


 *Escrito originalmente el 7 de Abril de 2021. 

Pues...  este relato surge de una idea que hace mucho que quería escribir y viendo que la temática me lo ponía a huevo, me decidí a desarrollarla. Es cierto que se parece mucho a lo que tenía en mente, a esa especie de relato cruel y bestia que quería escribir, pero siento que todavía le falta. Es probable que algún día haga una segunda versión...

**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2021. Décimo quinta semana, Haz que tú cuento acabe con "Eso fue lo último que vi antes de morir".

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