#52RetosLiterup - Semana 13: Furia

 


 Natsú había tenido tres hijos sanos, perfectamente normales, el cuarto, Cyan, nació con la piel azul.

 —Será pasajero. —había dicho su esposo.

 Más ella sabía que la piel de Cyan sería siempre de ese color. Porque cuando le pellizcaba las mejillas estas no se volvían sonrosadas, sino que palidecían y se volvían claras como el cielo.

 Rot, Punane y Vermello tenían la piel tan roja como ella y su marido. Entonces… ¿Qué habían hecho para que el gran volcán los castigase con un hijo cómo Cyan?

 Natsú sabía que cuando llegaran las furias la pobre criatura quedaría a su merced. Lo había visto otras veces, en niños que habían nacido con la piel de un color distinto: Verde, amarillo, marrón… a todos los habían devorado por no ser rojos.

 —¡Entrégalo!—insistieron las ancianas—. Sufrirás ahora, pero no más tarde, cuando vengan y tú amor por él sea ya demasiado grande.

 Pero Natsú no podía hacer aquello, porque con piel azul o sin ella, aquel era su hijo. Y lo amaba.

 Mientras los días pasaban y Cyan crecía, su familia se volcó en buscar la manera de hacer que su piel fuera roja para engañar a las furias. Le pintaron la cara, lo cubrieron de sangre, lo vistieron con plumas… pero nada funcionó.

 De no haber sido por el color de su piel Cyan hubiera sido un niño más. Le gustaba cantar, reír, saltar, jugar. Era amable y considerado y muy listo. Cuando los niños que no eran sus hermanos salían corriendo o lo miraban mal, él no les hacía caso. Era feliz porque su familia lo amaba.

 Un día, muchos años después de lo que era habitual, el suelo tembló y el cielo se cubrió de humo. El volcán acababa de expulsar a las furias, que bajaron por su cono surfeando corrientes de lava, montadas sobre piedras incandescentes.

 Natsú y su familia escondieron a Cyan en un agujero que habían cavado en el suelo de su casa y salieron a recibir a las furias. Estas llegaron y con sus ojos de llamas recorrieron los rostros de todos los miembros del enclave.

 —Tenemos hambre —dijo una con voz chirriante, igual que si estuviera machacando rocas con los dientes—. Hemos tenido un sueño muy largo.

 —Allí tenéis nuestras ofrendas —anunciaron las ancianas señalando el montón de comida, leñas y animales vivos que habían preparado para ellas.

 —¡No es suficiente! —gritaron las furias—. Queremos más. Mucho más. Pero con unos cuantos de vosotros servirá…

 —¡No podéis!—protestaron las ancianas—. ¡Somos rojos!

 —¿Y qué? —espetaron las otras—. No sois de furia, no sois de lava.

 Salió entonces Cyan de su escondrijo, cuando las furias estaban a punto de devorar a su familia. Abrieron mucho los ojos y la boca empezó a humearles.

 —Un niño azul, un niño azul… —murmuraron extasiadas de puro deleite.

 —¡Corre Cyan, corre! —gritó su familia.

 Pero el niño no se amilanó. ¡Estaban atacando a los suyos! Extendió los brazos y cuando las furias se lanzaron sobre él, sus llamas comenzaran a extinguirse, pues la suya, la de Cyan, era una furia mayor, lenta y mucho más fría. Era la furia de aquel que siempre había sido diferente.

 Y Natsú lo entendió por fin, ella y su esposo no habían sido castigados por el volcán, ella y su esposo habían sido bendecidos por el cielo. No todos tenían porqué ser rojos, Cyan era su pequeño milagro de color azul.


*Escrito originalmente el 23 de Marzo de 2021. 

Pues...  La idea original pintaba muy bien en mi mente, pero luego llegó la hora de plasmarla en papel (Pantalla) y me pasó lo de siempre, que creció por si sola y se desbocó. El final me parece un tantno cursi XD 

**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2021. Décimo tercera semana, Tu protagonista es de tu color favorito. ¿Qué implica eso en su mundo? 

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