—Hola —dijo cerrando la puerta.
Jackaal levantó la cabeza y le lanzó una mirada feroz y
furtiva antes de volver a centrarse en su libro.
Estaba arrebujado en el sillón, con los pies descalzos sobre
la mesa. Vestía una camiseta harapienta de tirantes blanca y un pantalón pirata
que ella había tirado y él había recuperado del cubo de la basura.
—¿A qué viene esa cara? —preguntó lacónicamente—. ¿Qué es lo que te molesta?
<< Tú >> estuvo a punto de contestarle, pero se
contuvo.
Cuando lo veía así,
tan tranquilo, sin preocuparse de nada, la ponía enferma. Y siempre se hacía la
misma pregunta ¿Por qué seguía con él?... y enseguida le asaltaba la misma
respuesta: Porque lo amaba.
—¡Esto!, esto es lo que me molesta —contestó mostrándole el
pájaro muerto y sin cabeza que había encontrado en el felpudo—. Alguien nos ha
descubierto.
Jackaal se rió.
—Que va, solo es el gato haciéndonos un regalo.
—¡Maldito gato!, toma, todo tuyo —dijo lanzándole el pájaro.
Jackaal lo cogió en el aire con una mano, lo olfateó y se lo
tragó.
—Oh, que asqueroso eres… —protestó—. Tampoco tenías que comértelo…
Volvió a mirarlo. Hacia siglos que estaban juntos, y él
siempre había sido así. Podía decirse que lo suyo no había sido amor a primera
vista. Jackaal era alto, flaco como un palo y muy peludo. Un flequillo
desordenado le caía sobre unos ojos grises y apagados. Tenía mal gusto, olía a
perro mojado, era lacónico, descuidado… No era su hombre ideal, eso seguro. No
pegaban ni con cola. Ella era pequeña, pálida y rellenita, con el cabello y los
ojos de un rojo brillante como el fuego. Le gustaban el orden y las reglas.
—¿Tienes hambre? —preguntó cerrando el libro y poniéndose de
pie.
Hambre… Esa pregunta la llevó de vuelta al pasado, al momento en el que lo conoció. Las cosas no iban bien. Su aquelarre había sido descubierto y quemado. Llevaba meses sin comer, durmiendo en cuevas, vagando por callejones oscuros... Se topó con él por pura casualidad, una noche de luna llena. En seguida supo lo que era, por su olor y por el brillo de sus ojos. Un lobo hombre. << ¿Tienes hambre? >> por supuesto que tenía hambre, estaba famélica…
El pasado y el presente se unieron. Como aquella primera
vez, Jackaal estaba frente a ella, con las rodillas flexionas para quedar a su
altura, la cabeza inclinada hacia un lado y los brazos abiertos.
Asintió con la cabeza. Se acercó a él y se abrazaron. Abrió
la boca, descubrió sus colmillos y se los clavo en el cuello. Comenzó a tragar
su sangre con avidez, sin dejar de pensar. Era tan atento…
¿A quién quería
engañar? Pese a todo lo que los diferenciaba, estaban hechos el uno para el otro.
Y sí, lo suyo no había sido amor a primera vista, lo suyo había sido otra cosa,
lo suyo había sido amor a primer… bocado.
—Te amo —le dijo limpiándose su sangre de los labios.
*Escrito originalmente el 22 de Enero de 2021.
Pues este me gusta. Es uno de mis favoritos por el momento.
**Relato correspondiente a Literup 52 retos-de-escritura-para-2021. Cuarta semana, escribe un relato de amor entre dos especies fantásticas.
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